lunes, 13 de junio de 2011

Aun sin título. {Capítulo Primero}

Arácnida, dormitante, tejía alas. Sólo bastaba pronunciar M-A-R y empezaba a columpiarse de un tronco a otro. Con fascinación se dejaba sentir la brisa erizarle mientras imaginaba surcar el infinito océano, al que sólo conocía de leyendas y que alguna vez vió la imagen en esas revistas que nadie lee
y siempre olvida, por eso ponen fotografías enormes para captar la atención.

Una tortuga galápago al ver como la locura le había tomado por asalto, dijo pensando en voz alta: a ésta, definitivamente que el volar está en sus hilos!, y justo cuando iba a empezar trayecto devuelta al mar, Arácnida le corta el paso en pleno vuelo, exclamando, ¡¡hey tú, si túuu!!

La tortuga se voltea con sorpresa y confusa; Arácnida le confirma: ¡si si te estoy llamando!. ¿Eres una tortuga cierto?


-Mi nombre es Galápago, soy un reptil de la Orden de los Quelonios. Poseo dedos reunidos por membranas interdigitales (y alzando una de sus extremidades), ¡¿ves?!.  Además tengo cabeza y extremidades retráctiles, observa, 
-Arácnida se acerca al caparazón y gritándole le pregunta: ¿tortuga galápago pero dónde es que se ha metido?
- Saliendo del caparazón aclara. Retráctiles quiere decir que puedo introducirme dentro de este caparazón cuando quiera. Eso me hace ser de vida acuática y ¡defenderme de intrusos!.
 Existo desde la prehistoria, sin embargo, actualmente soy una especie en extinción. Y cabe decir que por definición somos excelentes nadadores.

-¡Vaya perla!
-Perla no, Galápago
-No se ofenda, es una expresión Sr. Galápago, disculpe la informalidad.
 Reciba mi saludo, mi nombre es Arácnida. Y es la primera vez que he conocido en persona a una tortuga. ¡Perdón! a un Galápago.
-Conozco de expresiones.
Galápago se le acerca e inspeccionándola articula: Arácnido: posees cuatro pares de patas y un pequeño cefalotórax no articulado al que se une un abdomen abultado. En los extremos tienes órganos productores de seda o hileras. ¡Eso sí que es impresionante!. Además eres una especie ovíparo, depositas tus huevos en capullos de seda.

Ahí he visto tu numerito danzante, que sueñas con volar, dices.

- Un poco absorta responde: sí quiero volar, y antes de proseguir, pero permítame corregirle:  Soy Arác-nida, soy hembra.
- Si si, pero si prácticamente vuelas querida, ¡¿es que no te has visto?!, ¡cómo te columpias de un extremo a otro!
- Prác-ti-ca-men-te, vuelo, bien lo ha dicho. Más, no puedo surcar el mar. Pero de alguna manera usted sí, es por eso que interrupí su trayecto, porque quiero preguntarle cómo es el MAR.
- Bueno toda la edad que tengo no me bastaría para contarte.
- Pero algo debes conocer.
- Eso no está en discusión
- Bueno, me va a contar si o no.
- Si me cuentas de la seda
- Si me cuenta usted primero cómo es el mar
- Suena como a un trato
- ¿qué dice?,
- no creo que ni ocultándome en este caparazón mío pueda evitarlo
-¡¿Trato hecho?!
- ¡Es un trato!

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