viernes, 20 de abril de 2012

Aun sin título. {Capítulo Cuarto}

Al inicio del Capítulo Tercero, Arácnida, tendida en su hamaca remienda ilusiones añejas.  
Su entorno continuaba, ella se detuvo. Era cuestión de vida detenerse. 
Al mismo tiempo era cuestión de vida comprender que eso era, una estación. 
Pero antes habían hilos que todavía no lograba desdoblar. 
Empeñada en comprender, empezó a palidecer, a entumecerse, a congelarse en el pensamiento y el sentir.  
Fue entonces en su  búsqueda a oscuras que conoció a Colibrí



Arácnida: ¿quien está ahí?

Colibrí: Tengo muchos nombres. Soy Helena, Elfa de las abejas, mejor conocida por mis amistades por Zunzuncita.

Arácnida: zun zun cita, qué graciosa.

Sonriente Colibrí le responde: Si, un poco... Zun zun es por el sonido que produzco al batir mis alas, escucha, son 80 por segundo pudiendo llegar hasta 200!, de esta forma puedo alimentarme y amar volando. E ita por mis pletóricos 5 centímetros de estatura. Que mi tamaño no te engañe; mi espíritu es joven, fuerte, y la magia se crea al batir las alas. Por eso tambien soy Elfa, y abeja por que al volar a menudo creo la ilusión de ser una.

Arácnida: ¡hermosa!

Colibrí: Gracias... Lamentablemente, la gracia de mi especie, el color de mis plumas, resultaron atractivas para poseer.

Arácnida: ¿Poseer? ¿a quienes?, ¿qué significa?

Colibrí: es muy probable ya que conozcas qué significa esa palabra, puede que hayas vivido así durante un buen tiempo.

Arácnida: ¿cómo? ¡¿pero cómo?!

Colibrí: Podría decirse que ser poseída sucede cuando la unión de tu expresión con tu espíritu es interrumpida por algo que actúa ante ti como superior y dueño de tu naturaleza almada. Sigues existiendo, pero de qué sirve esa existencia sino estás consciente de quién eres y de tu participación del de acto de creación de una realidad distinta a la que está. Un síntoma es cuando pierdes la sonrisa.

Saber cómo te sucedió es algo que te toca descubrir.

Arácnida: bueno, quiero hacer un viaje. Sueño con conocer el mar.

Colibrí: Buen spot para empezar. Soñar en estos días es toda una hazaña. Más, debo advertirte que no basta con soñar, hay que salirse de la hamaca, ya!.

Arácnida avergonzada baja la cabeza mirándose. Medita sobre su encuentro con Helena. Se puede percibir como si al respirar se infundiera de una certeza que le va reanimando sin prisa. Después de todo basta solo una para despertar. Y exclama ¡Es cierto, ya es tiempo! ¡ya es tiempo!