jueves, 2 de agosto de 2007

eché de mi casa
a los arlequines
lánguidos y tristes
de ensayados rostros
entregándoles
una carta de despido
que dice:
Sres.: Arlequines
Desde este momento,
prescindiré de sus servicios.
att. Hija de la Luna
que perdió el miedo a amar