Urge el amor.
Urgen palabras honestas,
abrazos sinseros,
jornadas justas.
Urge estrechar las manos cálidas,
de la esperanza.
Urge que las miradas recuperen la vista
más allá del espanto que las nubla
develando pueblos en solidaria libertad.
Urge que el aliento
se convierta en la fuerza de las ganas.
Y se pose en rebelión
desterrando la sordera concurrida.
Urge caminar, hacer y trasformar
este mundo
desde el amor a la humanidad.
Y es ese amor a la humanidad
la que nos da la energia
que devuelve sonrizas
y hace renacer la confianza
(En) la belleza del encuentro
que al latir
margaritan los corazones.
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